domingo, 7 de marzo de 2010

Por Sergio, de 4º B

En mi pueblo vive un niño que se llama Daniel. Es tan, tan, tan patoso, que siempre que come fruta se le cae algo.

En las carreteras, las peras.

En las cerezas, cervezas.

En las manzanas, papayas.

Se le caen los plátanos, por los barrancos.

Pero un día, sucedió un milagro...

En las carreteras, ya no hay peras.

En las cerezas, ya no hay cervezas.

En las manzanas, ya no hay papayas.

Y los plátanos, ya no se le caen por los barrancos.

"Danielito, mi amigo, se ha reformado, ya no es patoso sino avezado, porque mucho, muy mucho, se ha esmerado"

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