
Era ese el día de Pascua y el conejo estaba muy nervioso. Cuando acabó su trabajo se fue a su casa. Unos niños encontraron un huevo, lo cogieron pero... ¡Aaaaaah! Empezó a brillar y lo dejaron caer. Se fueron corriendo y desde entonces no cogieron más huevos.
Al año siguiente, por Pascua, el conejo vio que los niños estaban desanimados. Llamó a un pájaro, que les dio ánimo para coger los huevos de Pascua.
Desde entonces, los niños quieren que llegue la Pascua.
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